Usar más recursos
públicos para beneficiar a los más ricos a cambio de dejar menos dinero
disponible para programas sociales que ayuden a los más pobres es, en el fondo,
una propuesta de Andrés Manuel López Obrador. Cualquiera pensaría que esto
resultaría en un suicidio político, al menos electoral, cuando quedan menos de
50 días para que lleguen las elecciones, sin embargo, quien lo hace sólo se
atrevería a sabiendas de que tendrán cabida en la mente de su grupo de fanseses…
y justamente así ha sucedido.
Sin embargo, si estos
groupies reflexionaran un poco en lo inverosímil del discurso de su gallo
(aunque por momentos no parezca ni gavilán) se darían cuenta de que no hay
seriedad en sus planteamientos. Todo esto viene a colación por las
declaraciones que hizo el ex peje de gobierno este fin de semana prometiendo
que en su gobierno se acabarían los gasolinazos.
Y es que más que un planteamiento
serio parece únicamente que se aprovecha de la polarización que empieza a ser
evidente en la contienda electoral. El gasolinazo, la mafia en el poder, Salinas
de Gortari, el fraude electoral, etcétera. Son decenas de frases y conceptos
que han dejado en la mente de los que lo permiten y que ahora son de total
utilidad para sus propósitos electorales.
Pero algunas se
convierten en temas peligrosos por el daño que podrían hacer a la economía del
país. Porque usar a Salinas para desprestigiar al PRI, pues allá ellos y la
forma como se puedan defender, pero prometer más subsidios irracionales, eso sí
es peligroso.
Y más, cuando está
claro que López Obrador sí tiene el estilo de usar dinero público para
beneficiar a las minorías. Por supuesto que me refiero a los programas sociales
para beneficiar a los adultos de la tercera edad y las prepas del DF. Estoy de
acuerdo con la implementación de esta clase de programas y servicios, sin
embargo, hay que recordar los niveles de
endeudamiento de la capital y otros gastos absurdos.
Ahora bien, hay que
decirlo, quien mejor ha puesto en su lugar a López Obrador no es el gobierno
panista ni sus opositores priístas ni la mafia. No, el que más en evidencia ha
dejado a este aspirante a la presidencia es su sucesor en el Gobierno del Distrito
Federal, Marcelo Ebrard.
Sin querer verme como
palero, Ebrard Casaubón ha demostrado que él sí es un político de izquierda,
cooptado por los grupos radicales y reaccionarios de su partido que le impiden
gobernar como quisiera al 100, pero con un buen número de aciertos, algunos de
ellos en clara discordancia con su sucesor, como construir segundos pisos, sólo
que de paga. Es decir, quien quiera usarlos que pague por la facilidad prestada
que, a final de cuentas, no costó 3 pesos.
López Obrador presume
su segundo pisito del periférico, ése en el que si usted va al norte acaba
rumbo al oriente en un nudo vial de altura y que, ciertamente, es gratuito.
¿Qué hizo en su momento
López Obrador? La respuesta es muy sencilla, tomó el dinero de todos los ciudadanos, los de
Iztapalapa sin agua, los de la Agrícola Oriental sin buen pavimento, los Milpa
Alta sin transporte público eficiente y lo invirtió en un segundo piso para los
que tienen coche y transitan por el poniente, que es la zona rica de la ciudad.
O sea, benefició a los
más ricos con auto, quitándoles a los más pobres que viajan en destartalados
microbuses, aplicando la máxima de Robin Hood, sólo que al revés, quitándole a
los pobres para dárselo a los ricos.
Lo mismo ocurre con su
planteamiento de la gasolina y la reducción de precios. Primero dijo que esto
sería posible por la construcción de cinco refinerías. Quizá alguien ya le
explicó que eso cuesta y que tardan en construirse unos seis o siete años. Por
lo que ahora se financiará el subsidio del combate a la corrupción. Está bien,
necesitará unos 200,000 millones de pesos al año para cumplir su promesa.
Si algo tiene este
personaje es congruencia con su forma de pensar aunque ésta tenga poco que ver
con la realidad económica y financiera de México y el mundo. Pero eso en todo
caso es problema de la realidad.
Le robaste este artículo al economista? cuántos más has copiado?
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