lunes, 7 de mayo de 2012

El debate


Pero por supuesto que el tema del día de hoy será el debate entre los presidenciables que se llevó a cabo el día de ayer, aunque de debate tuvo únicamente el nombre. El formato que le dio el IFE al programa no permitía que se entablara un diálogo directo entre los candidatos y, más alarmantemente, que no pudieran abordar de forma más detenida sus propuestas de campaña. Aunque claro, ayer se vio claramente quién tiene bien desarrollada su capacidad de síntesis. 

Yo me reuní con un grupo de amigos, estábamos todos muy tetamente emocionados por estar a punto de presenciar el que debió haber sido uno de los momentos álgidos de la campaña, pero ¡oh!, gran decepción.
Para empezar, ¡qué onda con la edecán que entregó las papeletas para definir el orden de participación de los candidatos! Definitivamente no era forma de ir vestida a un evento de tal formalidad. Tal vez parezca conservador pero es que la verdad, parecía que a la mujer la habían ido a conseguir a la lucha libre y, en ese caso, el debate lo hubieran organizado en la Arena México. 

Ahora, lo que nos truje. Aceptémoslo, la revelación de la noche fue Gabriel Quadri, nadie había hecho conjeturas sobre su desempeño, la mayoría pensaba que pasaría sin pena ni gloria y cuál fue nuestra sorpresa al darnos cuenta que, apenas pasados 20 minutos, ya les había dado la vuelta a los otros tres candidatos. Pero hay que darle a todo su justa dimensión, Quadri, de los 4, era el único que no tenía nada que perder y sí mucho que ganar. Tan se encontraba en el suelo de las preferencias electorales que más no podía caer y podía echar mano libre de decir lo que viniera en gana. Afortunadamente para él, lo que le vino en gana decir fueron cosas coherentes, dignas de un académico como él. En las redes sociales la sorpresa y admiración llegó a tal punto que no se dejaron esperar las palabras de felicitación para Elba Esther (ya fueran en broma o en serio), pues había elegido a un excelente candidato que, de menos, ya está asegurando el registro de su partido por tres años más. Sin embargo, y retomando el punto de la Gordillo, hay que mantener muy presente que es ella y su maquinaria quienes se encuentra detrás de Quadri, por lo que dejarse llevar por el buen desempeño del candidato en el debate es escuchar canto de sirenas. ¡Aguas! Para terminar con Quadri, al señor le gustó remarcar constantemente la diferencia entre “los tres políticos” y él, puesto que él era “un ciudadano más”. Pues déjenme recordarle que al participar en la competencia electoral como candidato, se ha convertido usted en un político.

Ahora, la decepción, creo yo, fue Andrés Manuel, quien ocupó sus primeras tres intervenciones en hablar sobre la mafia en el poder y de cómo los medios de comunicación y las élites se empeñan en traer de regreso al PRI, es decir, se enfrascó en el discurso que le hemos venido escuchando desde hace seis años. Al hacerlo, reafirmó el apoyo de los groupies que tiene detrás y que le perdonan lo que sea, desafortunadamente para él, no es a sus groupies a quienes se tiene que ganar, sino al alto porcentaje de indecisos que al final terminarán decidiéndose por él o por quien sea (aunque después de ayer, creo que terminarán votando por quien sea y no por él). No fue sino hasta la cuarta intervención que se acordó que al debate iba a presentar propuestas y que no se trataba de un mitin más. El tabasqueño centró gran parte de sus esfuerzos en pegarle al candidato del PRI olvidándose que no se trataba de definir las razones de por qué no votar por EPN sino por qué sí votar por López Obrador. Además, no sé ustedes, de repente me pareció verlo desencajado, cuando iniciaba sus intervenciones como que lo agarraban de sorpresa y bueno, qué decir de cuando puso la fotografía de EPN junto a Carlos Salinas de Gortari… ¡al revés! Yo no sabía ya si compadecerlo o sentir pena ajena. Y qué me dicen de sus referencias analógicas sobre Antonio López de Santa Anna, EPN y el retorno del PRI, ¡no, por favor! Si alguien sensato había acompañándolo dentro del foro, estoy seguro que moría de ganas por acercarse al panel y zangolotearlo… yo lo hubiera hecho. Eso sí, terminó contundentemente, aunque claro, ¡no le quedaba de otra!

Ahora hablemos de mi querida amiga, Josefina. Miren que de verdad esperaba menos de ella, sin embargo no lo hizo tan mal, aunque eso sí, fue la primera en entrarle a los golpes bajos y ¡eso era justamente lo que no queríamos ver! Por otro lado, sus propuestas estuvieron razonablemente estructuradas, supo sortear los golpes de Peña Nieto sobre su inasistencia en San Lázaro. Hasta aquí mi análisis sobre ella, pero no piensen mal, no crean que lo poco que escribo responde a que haya encontrado su desempeño favorable, de hecho poco tiene que ver con ello, se trata de que fue lo suficientemente gris como para no transmitirme mayor emoción que comentar y, sobre todo, la verdad es que cada vez que empezaba una intervención suya en mi mete hacía mutis. 

Finalmente, Enrique Peña Nieto lo hizo mucho mejor de lo que muchos hubieran esperado, sobre todo si partimos de la premisa de que todo mundo esperaba que fuera despedazado por López Obrador, cosa que no sucedió. Fue evidente que llegó bien entrenado y con el speech muy entendido, aunque justamente eso lo hizo ver acartonado y poco natural. Sin embargo, se mostró entero y sorteó muy bien los embates de sus contrincantes. 

Con todo, dudo mucho que el debate haya tenido un carácter definitorio para definir las tendencias electorales, es más, tal vez haya quien se encuentre en una mayor disyuntiva ahora de la que se encontraba la semana pasada. Habrá que seguir al pendiente de las campañas electorales.

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