martes, 8 de mayo de 2012

AMLO, desesperado


Andrés Manuel sigue duro y dale con el tema de que en el debate hubo distractores (y vaya distractores, que hasta el candidato del PANAL por algunos segundo se olvidó de donde estaba) y poca difusión, para favorecer a Peña Nieto. Concederé razón parcial en cuanto a lo que también dice, asegurando que en los medios de comunicación, la moneda está cargada a favor del priista. La verdad es que existen periódicos (aunque pequeños, la verdad), sobre todo dirigidos a un sector de la sociedad poco ilustrado en el que se lee que Peña arrasó brutalmente en el debate y vamos, le fue bien, pero hay que poner todo en su justa dimensión. 

Y hablando de dimensionar todo como se debe, hay que decirle a AMLO que, contrario a lo que él opina, este debate fue el que más difusión ha obtenido de todos los que se han llevado a cabo desde 1994, pues más de 1300 medios lo transmitieron. 

El candidato de las izquierdas insiste también que los medios masivos de comunicación intentan lograr, como Dios les da a entender, que Peña Nieto no debata y que cuando lo haga no se le dé relevancia al debate. Y bueno, no sé ustedes, pero desde mi perspectiva, si de algo se habla en todos lados desde el domingo en la noche, es del debate, debate por aquí, debate por allá, debate por delante y debate por detrás, así como la pelusa. Además de que, siendo objetivos, de los cuatro candidatos, el que menos participó en la actividad propia de debatir fue el mismo AMLO. Dejó las propuestas de lado, hizo referencias históricas que no venían al caso y se vio lento como paquidermo. La verdad es que debería agradecerle a la Segob por no haber solicitado la cadena nacional para la transmisión del debate, ya que así menos gente observó su mal desempeño. 

Sin embargo, López Obrador lo sabe, sabe que lo hizo mal y tan lo sabe, que inmediatamente está tratando de enmendar su error al dar un golpe de timón a su estrategia de campaña, tal vez no drástico, pero que pudiera resultar decisivo si es que quiere dejar a Josefina atrás en las preferencias electorales. Se trata de llevarse a sus giras a los miembros de su gabinete, algunos presentándose aquí y otros allá y es que, por supuesto, se ha dado cuenta que su imagen ya no arrastra lo suficiente. Sus figuras AAA serán nada más y nada menos que los probables secretarios de Gobernación y de Educación Pública, Marcelo Ebrard (todavía Jefe de Gobierno del DF) y Juan Ramón de la Fuente (ex rector de la UNAM). Estos hombres resultan ser un par de excelentes elementos que, más que mero soporte de campaña, hubieran ellos resultado mucho mejores candidatos. Pero bueno, quien por su gusto muere.

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