¡Hoy los panistas están
dando nota! Y qué mejor que sea el mayor de ellos quien sea que protagonice en
esta ocasión el blog. No quiero yo poner palabras en boca del presidente, pero presumo
de ser un buen entendedor y de necesitar pocas palabras, y las que dijo Felipe
en el Foro Económico Mundial para América Latina (que se lleva a cabo en Puerto Vallarta) fueron suficientes para ser
salpicado por mi poderosa pluma (sin albur, aunque parezca).
Nuestro H. presidente
criticó ferozmente el carácter monopólico de los cárteles de la droga, quienes
no dejan que la competencia entre en su cerrado círculo, provocando que en
lugar de que haya competencia con mejora de calidad y precio, se maten (*empieza
tic del ojo*). Oigan, pues de haber sabido que lo que se buscaba era que el comportamiento
entre ellos se diera de acuerdo a las reglas micro y macroeconómicas pues por
ahí hubiéramos empezado y en lugar de haber orquestado una estúpida guerra
contra ellos, lo que debió haberse buscado era sentar a los principales capos
en una especie de mesa de la verdad, ofrecerles arroz con mole, agua de jamaica,
champurrado (digo, aprovechando que hoy eso está de moda) y comprometerlos a
abrirse a una competencia de mercado leal e incluyente. ¡#SAMAMADA!
No sé, yo pensaba que
lo que decía Felipe en 2006, eso de que la droga no llegara a nuestros hijos
(nuestros sobrinos o lo que tengamos) era la finalidad de la estrategia sexenal
calderonista… ¡pero no! Se trataba de que lo que no debía llegar era droga de
mala calidad, que la coca, la mota, las pastillas, los cristales, etcétera, que
se nos ofrecieran día a día, cada vez en lugares más públicos, fuera de
primera. Qué bruto, cuánta consideración por parte del ejecutivo, esos sí son
estadistas y no pedazos.
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