A falta de propuestas, ahora lo
que tenemos que aguantar son debates pobres entre los presidentes de los
partidos sólo para ver si determinado candidato hizo su chamba como gobernador
o no.
Me parece que, de ser cierto lo
que asegura el PAN sobre Enrique Peña Nieto, efectivamente sería necesario
sacar a la luz pública los datos verdaderos, los contundentes, que terminen por
darle la razón definitiva a alguna de las dos partes. Sin embargo, me llaman la
atención dos cosas y se las quiero comentar aquí:
a) La seguridad que tuvo Pedro
Joaquín Coldwell al aceptar el debate, que bien pudo ser un auténtico
convencimiento de que las tiene de todas, todas o mero blofeo, como el que se
utiliza en el póker para amedrentar al contrincante y hacerlo dejar la jugada.
Que si fue esto último, le salió a pedir de boca, porque es la hora en que no
sabemos si los representantes de Acción Nacional asistirán o a la denominada “mesa
de la verdad”.
Hay quien dice que cuando los blanquiazules
vieron el croquis que les envió Coldwell con la ubicación “real” del compromiso 127 de Peña Nieto(lo pongo
entre comillas porque para los unos dicha ubicación está en Las Armas y para los
otros está en la Av. López Mateos), pensaron que se les complicaría mucho la
llegada y como que ya no les convenció tanto el plan. Aunque miren, que es tan
sencillo usar el GPS de sus teléfonos, pero bueno, hay a quienes les gusta
complicarse la vida y no dejan de utilizar la Guía Roji… en fin.
b) La obstinación del PAN no por
hacer crecer a su candidata, sino por hacer menguar la figura del candidato del
PRI. No digo yo que no lo interpelen o que no le saquen sus trapitos al sol, es
fantástico y, de hecho, se espera que suceda, pero de ahí a que el eje de su
campaña se vuelva madrear al prójimo, eso ya no está paique. Los últimos spots
del PAN dejan a un lado las propuestas (bueno, nunca las incluyeron realmente)
y se decantan por el ataque frontal, lo mismito que con AMLO en 2006 y bueno,
ya conocemos todos las consecuencias.
La verdad es que si ese es el golpe de timón que dio la campaña de
Chepina la semana pasada, pues lo dio para el lado equivocado. Lo que queremos que
nos digan es por qué ella sí y no por qué el otro no. Aunque claro, si no lo
hacen así es porque seguramente no hay muchas razones que argumentar para votar
por Josefina.
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