Estaba yo checando la crónica de
un mitin que Andrés Manuel tuvo en
Nezahualcóyotl el día de ayer y todo iba bien, bien, quebrándose, quebrándose y de repente, ¡zaz!,
que mete la pata. Eso se le da mucho, el hombre es un buen orador y cómo no, si
se ha dedicado a esto de la politiquería popular durante décadas. Lo que le
hace falta cuajar es el contenido de su discurso, es decir, casi nada.
Y es que allá en Neza fue a
proponerles a los perredistas que hicieran de lado cualquier conflicto de
intereses que pudiera haber entre ellos (se trata de los ya típicos conflictos nuestros
de cada día entre las tribus del
Partido, que son las que lo han llevado en repetidas ocasiones a crisis extremas)
para ir todos juntos, cual bonita familia, hasta la victoria el próximo 1 de
julio (no sé yo qué le den a AMLO antes de sus discursos pero yo quiero un día
probar de lo mismo, porque esos malviajes son de dimensiones épicas).
El discurso parecía que iba por
buen camino hasta que se le ocurrió decir que después de la fecha mencionada
entonces sí se podían pelear con mucho gusto. O sea, ¡¿qué?! Qué tal con el “juntos
hasta el 1 de julio, después, ¡pártanse la madre!”. No sé si definir eso como
falta de visión o falta de fe en los miembros de partido quienes,
invariablemente, volverán al conflicto después de la tregua pactada, como si de
una guerrilla se tratara (que a veces parece, ¿o no?).
Son esa clase de enunciados los
que hacen a uno pensar (como si no lo supiéramos ya) que el cambio en el
discurso de Andrés Manuel es meramente electoral y que de vez en vez su
subconsciente lo traiciona y termina diciendo lo que en realidad piensa. No sé
si soy el único que lo ve de esa forma.
No eres el único que ve esos "lapsus" en El Peje... jajaja, buena entrada!
ResponderEliminarSaludos, aquí te sigo leyendo.