Estaba Felipe Calderón
en reunión con los de la Concanaco y que le sale lo chistorete, ya saben que si
algo caracteriza a nuestro presidente es su siempre atinado y exquisito sentido
del humor… ok, no.
A su sentir, lo único
que le hace falta es que haga erupción el Popo para completar el cuadro de las
7 plagas bíblicas que han acompañado su sexenio: 1. El episodio A H1N1; 2.
Sequías; 3. Inundaciones; 4. Crisis económica; 5. Guerra contra el narco; y 6.
Elba Esther (aunque esa ya estaba). Tiene razón, sólo nos falta que nos vomite el volcán encima, y
cómo no lo va a hacer si ya le apretaron la pancita los fuertes temblores que
ya nos tienen a todos ciscados.
Ya decía yo que a 4 de
los candidatos a la presidencia en 2006 les veía yo un aire de jinetes del
apocalipsis (exceptuando, por supuesto, a quien recibió mi voto), sólo que no
contaba yo con que uno de ellos se fuera a quedar para asegurarse de que sus
designios se cumplieran con todas las de la ley (y por encima y debajo de ella
también).
La verdad es que si hacemos
un recuento, por pequeño que este sea, como el de arriba, uno se da cuenta de
que estos años ya no hemos visto lo duro sino lo tupido (y lo túpido del
presidente también). Ya no halla uno para dónde hacerse para que no le toque. No
sé yo si Felipe rompió un espejo de Los Pinos cuando empezó el sexenio, si pasó
por debajo de una escalera en plena remodelación de la residencia, si se le
cayó la sal en la primera cena, si su jardín está plagado de gatos negros, si
al momento de echarse sus tragos y decir salud no bebe o si de plano Martita le
echó mal de ojo a la casa antes de salirse de ahí, pero los últimos seis años
parecen haber sido dirigidos (en México, por supuesto) por un ave de mal
agüero. Lo peor es que aún quedan 8 meses por subsistir y Don Goyo está que le
sale espuma por la boca así que, sinceramente deberíamos dejar de sorprendernos
y asumir que ya cualquier cosa nos puede pasar, hasta empezar a reírnos de los
chistes del presidente… ok, no, también hay límites.
Pero ¡ah!, quisieron
votar por él, ¿no?
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