Ya me lo venía
preguntando desde que comenzó su campaña (y no sólo yo, sino un gran número de
personas que nomás no le creen), ¿qué es lo que tiene Josefina Vázquez Mota que
la hace ser “diferente”? Para empezar, la definición resulta sumamente ambigua.
Uno no sabe si es diferente del gobierno del presidente Calderón (en el cual
participó como secretaria de Desarrollo Social), si es diferente del resto de
las mujeres de este país (cuando muchas, muchísimas, poseen las cualidades que
ella asume únicamente como propias) o si es diferente del resto de la clase
política (aunque no ha sabido decir claramente en qué se basa para declararlo).
Aunque para mí la diferencia radica en que la candidata es diferente de lo que
el país necesita para salir adelante, aunque cada quién.
El chiste es que esta
duda no sólo es cuestión mía. Tanta es la gente que se lo pregunta (porque como
yo, no lo entiende) que hasta la misma Josefina lo acepta: “Ni yo sé por qué
digo que soy diferente” (bueno, está bien, seguramente no lo dijo así, pero si
tuviera un poco de dignidad, lo haría).
La verdad es que mientras
se encontraba en Aguascalientes, Josefina defendió su lema de campaña
argumentando que ella “sí va por los cambios” que el país requiere y que sus
adversarios no quieren o no han querido hacer (a mí me encanta ver cómo parece
que a esta mujer le hicieron una lobotomía, es decir, ella no sabe, ella no
supo, es más, sólo le falta decir que apenas si conoce al presidente; se
deslinda de cualquier responsabilidad que haya podido tener en su paso por el
gobierno federal y además, no es crítica en lo absoluto y desdeña cualquier
error que los panistas hayan cometido desde que llegaron a Los Pinos).
Allá, con los
hidrocálidos confesó: “Me preguntaba un periodista hace unos momentos, Josefina
¿por qué eres diferente? ¿Por qué en tu eslogan está la palabra diferente? Le
decía que diferente a las propuestas que hace el PRI y el PRD. Ya el candidato
de uno de estos grupos dijo que no quiere las reformas para México. Yo soy
diferente, porque yo creo que México merece las reformas”, haciendo alusión, por
supuesto, a AMLO, quien dijo que las reformas estructurales no son lo que
necesita México en este momento. Sin embargo, hasta donde estoy enterado, de
las tres veces que Josefina decidió pararse por San Lázaro cuando fue diputada
federal, en ninguna de ellas se manifestó a favor de dichas reformas. Les digo
que esta mujer se lanzó como candidata y como que reseteó toda la información
que contenía su cerebro.
Una cosa más que
quisiera rescatar de lo que Josefina platicó con la gente del Bajío es la
promesa que hizo de “dar un impulso jamás antes visto” a las mujeres
emprendedoras, “sin clientelismos ni intermediarios”, cosa que suena muy loable
pero que yo preferiría ver desde su círculo cercano de trabajo. Josefina habla
siempre de empoderar a la mujer pero ella misma no lo hace cuando puede y es
que, ¿cuántas mujeres han visto que trabajan en su cercano círculo de
colaboradores? A mí me da la impresión de que, fuera de su discurso, Josefina
tiene una visión bastante machista de la mujer. Pero bueno, ella sigue diciendo
que es diferente.
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